Los ausentes nos traen signos sombríos,
sin asombro.
Los días, como animales pesados, migraron
hacia un espacio sin espera.
Un espacio que no conozco,
que no es.
Un tiempo de instantes,
de silencios hilados en mísera unión,
teje la frontera inútil de mi certeza:
la certeza de que las cosas me desposeen, y se terminan...
En mi tragedia donde aletea la soledad,
bebería de tus besos.
Cuando te anuncias, te anuncias como mi sed.
Sorbos peligrosos, déjame beber...
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